La tarde era ya lejana. La habían dejado atrás como otras muchas cosas que permiten que uno se aleje por medio de la velocidad, el tiempo o, muy probablemente, una combinación de ambas. Por ello las estrellas se empeñaban en alumbrar con su luz lejana y fría. Mas su esfuerzo era en vano, o al menos poco necesario, pues una lámpara de aceite pendía de un gancho en el techo. Su bamboleo era algo más tangible que aquellas bolas incandescentes de gas y permitía leer con más facilidad las noticias del día.
- ¿Se da cuenta? Las fotos de los periódicos se ríen de nosotros. Nos quieren hacer creer que todas las cosas que ocurren en el mundo se pueden compactar en dos dimensiones. Yo digo, si son tan importantes no serán tan fáciles de aplastar. Si yo fuera una noticia me resistiría, seguro que mordería al lector. ¿Cuál es su opinión?
El que hablaba era un caballero inglés. Había entrado en el compartimento el último cuarto de hora. Tan largo en su longitud vestía un sombrero de copa y permanecía sentado tieso como pocas columnas han logrado estar. Su camiseta bien planchada, que asomaba donde le dejaba la chaqueta negra de smoking, dibujaba lineas verticales, magnificando la sensación de que aquel hombre se había quedado atorado entre el techo y el suelo. El Times se abría ante él como las alas de una mariposa posada en una rama, siendo esta una analogía más que aceptable para aquella situación. Y señores, eso sólo hay que agradecérselo al narrador.
- No me suelo fiar de lo que dicen las cosas de papel. Una vez me engañaron, y ya sabe que el hombre es muy dado a tropezar con piedras conocidas. Tampoco me fío de las piedras, tan duras y quietas... Seguro que traman algo, todo el día conspirando a ras de suelo...- dijo sintiéndose de repente gordo y minúsculo.
- Son traicioneras, estoy con usted. Un día lisas y blancas, al siguiente angulosas y rocosas. ¿Y de qué se fía usted?
- De las cosas esféricas -exclamó mientras veía una ligera convulsión en los bigotes horizontales del inglés-. Como la Luna. La Luna es bastante esférica, y parece seguirle a uno. Y aunque no siempre es así de redonda sí lo es a veces. Eso me basta.
- Las cosas redondas se le escapan a uno de las manos, no dan sensación de estabilidad -bufó estirándose aún más-. ¿Qué clase de broma es esta? ¿Pretende quebrar mi integridad lineal?
- Todo es libre de escaparse cuando desee, intentar conservarlas en contra de su voluntad es inútil. La estabilidad es una ilusión que se cura con el tiempo. Y por eso la Luna es a veces redonda. Otras veces, en cambio, no lo es. Incluso he oído decir que en ocasiones le apetece ser esférica y blanca a la vez. Eso me resulta delicioso.
Las sombras lanzadas por la lámpara creaban divertidas danzas en las sombras proyectadas. Todo lo demás permanecía con su curvatura acostumbrada. El inglés pasó una página del periódico. Eso fue todo. La danza de nuevo. Minutos después el hombre alzó la mirada y comentó:
- Mis padres solían ser como usted, amantes de lo curvo. A veces añoro esa forma de ver el mundo, pero la sociedad ha hecho las puertas cuadradas por una razón. ¿No lo cree usted? La sociedad implica orden. El orden implica rectitud. La rectitud implica planchas, las planchas electricidad y todo se cierra en un cuadrado más o menos grande.
- Un día conocí a un hombre aficionado al Tetris, un videojuego que consistía en encajar figuras, seguro que lo conoce. Jugaba mucho, tanto que el juego empezó a dominar sus pensamientos, sus acciones y sus sueños. Lo llamaban el efecto Tetris.<<
<< Lo dominó tanto que empezó a ver figuras por doquier. Soñaba con ellas y las veía caer por el rabillo del ojo. Todo lo que veía tenía para él una forma de encajar, un sitio que ocupar, un destino que cumplir. Edificios, cajas, árboles y nubes. Todo. Un día lo encontré intentando apilar patos en una caja, los giraba como quería y los dejaba caer desde una cierta altura. Luego se extrañaba de que echaran a volar, eso no salía en las instrucciones.<<
<< El hábito de jugar a todas horas convirtió a esas figuras en su mundo. ¿Había acaso algo más?
- No le sigo. Existía lo que él quería que existiera. ¿Está diciendo que el mundo es un videojuego?
- No me siga, nunca he tenido madera de guía. Yo digo, si quiere cambiar su forma de ver el mundo no haga siempre lo mismo. Si los pasos son siempre idénticos no es difícil de deducir que se llega a un lugar conocido. Acérquese, inclínese hacia mí. Le diré algo breve.
- ¿Cómo se atreve? ¿Insinúa que me doble hacia usted? ¿Qué es eso que no quiere que sepa la lámpara?
- No es tan difícil. Incluso un palo como usted podrá hacerlo. Acérquese.
El inglés lo intentó, vaya si lo intentó. La parte superior del tronco cayó desprendida de la inferior, crujió como una paja seca. El resto son detalles. Algo decepcionado por lo sucedido y extenuado de tanta inmovilidad el hombre decidió cambiar de ambiente. Hasta ahora las compañías le habían desviado la atención. Era hora de volver a encontrarla. Miró a través de la ventana. Hoy la Luna sólo era blanca. Sonrió y salió al pasillo.
domingo, 31 de agosto de 2008
sábado, 30 de agosto de 2008
El pasajero oscuro (1º parte)
Bonito abrazo del olvido, en el vagon desterrado. Donde sólo se escucha ya el rítmico traqueteo del tren golpeando los raíles. Allí espera un hombre, un hombre que decidió huir de su vida, espera que el tiempo pase, pues decidió esconderse de sí mismo. Allí mira con desprecio las gotas que se van condensando en la ventana. Hace calor dentro. No hay mucha gente, un par de desconocidos que mejor que sigan siéndolo.
- ¿De qué huye usted? - pregunta la figura negra sentada frente a él.
Le mira un instante y vuelve la vista al cristal sucio. El paisaje cambia con rapidez, tanto que marea, y no quiere perderse un instante. Si pudiera acordarse tal vez. Lo importante no es eso, ahora está sentado, lo demás carece de interés.
- ¿De qué huye usted? - otra vez la misma voz.
Ojos semiocultos por un sombrero de piel, marrón, fabricación americana, o al menos con tintes de neoyorquino. Algo ridículo, pero le acompañan recuerdos de los años 30, de pelis de gansters. Algo lejano. Qué más da. El resto de detalles que acompañan a aquella mirada son comunes y no darían mayor información.
- ¿Huir? Yo no huyo, yo busco. Busco. Y para ello tengo que recorrer muchos caminos.
- Y pisar muchas cosas, le entiendo. De todo queda huella, pero al menos la mayoría nos permite seguir caminando.
- ¿Usted también busca? ¿Podría preguntar -sin demasiado interés- qué es lo que anhela?
- Odio, rencor, venganza. Y también algo inamovible y malvado. Si raspa mejor.
De su pose podría decirse que estaba hecho de humo, de una densidad poco aceptable, pero fluctuante. Y por un instante le creyó. Eso siempre se le había dado bien, identificarse con extraños poco densos. En el resto de cosas el tema cambiaba. Siempre chocaba con la dureza de los objetos materiales. Era estresante y un buen motivo para seguir andando.
- ¿Y ha obtenido resultados por ahora? - continuó el caminante.
- Sólo viejos sentimientos que podrían soplar muy fuerte. ¿Qué opina de los sentimientos que soplan?
- Son algo molestos, no soy muy aficionado al viento. Siempre yendo en contra de uno. Lo veo incluso indecente. Pero los tiempos cambian.
- ¿Y alguna vez pensó en andar en dirección contraria?
- Eso ya implica muchos músculos en acción. No soy muy dado a mandar sobre impulsos nerviosos. ¿Se imagina lo que sería decidir en qué sentido gire un camino? Otra de las indecencias del viento. Si es que el viento se mete en esos temas, que no quiero saberlo.
- Una vez conocí a un hombre que se empeñó en bañarse todos los días a la misma hora, a la salida del sol, en un río que danzaba alegre por la parte de atrás de su casa. Ya ve, uno de esos aficionados al agua. Su ritual era meticuloso. El primer día que lo hizo fue algo mágico, y desde entonces todo su esfuerzo estuvo dirigido a recrear aquel momento. Y llegó un punto en que lo consiguió. Lo único que falló fue el río. Ese creador de milagros, ese fenómeno de la realidad, que cada día le saludaba con un nombre nuevo.<<
<< Él exclamaba: "Buenos días río, le veo alegre esta mañana. Mi nombre es Nadador, pues nadar es lo que me llena y me completa."<<
<< El río, sin embargo, unos días contestaba: "Mi nombre es Azul". Otros días, "mi nombre es Corriente", o "mi nombre es Hielo". Esto sacaba de sus casillas a Nadador, siempre tan igual a sí mismo. Un día se volvió fuego, y en su afán de memorizarse cogió clavos e intentó inmovilizar el agua, el fondo, las rocas y las plantas. Al final se quedó parado. Estaba harto de su cambio. Se acabó ahogando al tratar de clavar una piedra rebelde al suelo. Triste suceso. Lo que nos dice que el río también tiene algo de indecente.>>
- Sin duda, es algo de otro mundo. O tal vez tiene demasiado de este mundo. De todas formas nunca soporté en exceso los que tratan de oler el azul. Tiene también un sabor algo pegajoso.
- Sí, desde que el umami es un sabor ya no sé qué pensar de los otros cuatro. ¿Se deben sentir molestos por la intromisión? ¿El dulce es celoso? ¿Al amargo le gusta la soledad? ¿Cree usted que se lo llegaron a comer para comprobar su textura?
- Ustedes hechos con humo son extraños, siempre pensando en comerse a la gente. El glutamato monosódico y lo salado tenían un mundo en medio, ahora ya está lleno. Mejor sigo andando.
- Si no eres capaz de usar todos tus sentidos nunca llegarás a conocer a nadie en profundidad. Bajo mi punto de vista, alguien no es conocido hasta que le has mordido.
Dicho esto el hombre se levantó. En ese punto del viaje las estrellas empezaban a despuntar. La figura poco densa estaba esparciéndose por la habitación, y no quería aspirar ese aroma. De acuerdo que tiraba más al negro que al azul, pero aun así era momento de marchar.
Sería mejor que siguiera andando.
- ¿De qué huye usted? - pregunta la figura negra sentada frente a él.
Le mira un instante y vuelve la vista al cristal sucio. El paisaje cambia con rapidez, tanto que marea, y no quiere perderse un instante. Si pudiera acordarse tal vez. Lo importante no es eso, ahora está sentado, lo demás carece de interés.
- ¿De qué huye usted? - otra vez la misma voz.
Ojos semiocultos por un sombrero de piel, marrón, fabricación americana, o al menos con tintes de neoyorquino. Algo ridículo, pero le acompañan recuerdos de los años 30, de pelis de gansters. Algo lejano. Qué más da. El resto de detalles que acompañan a aquella mirada son comunes y no darían mayor información.
- ¿Huir? Yo no huyo, yo busco. Busco. Y para ello tengo que recorrer muchos caminos.
- Y pisar muchas cosas, le entiendo. De todo queda huella, pero al menos la mayoría nos permite seguir caminando.
- ¿Usted también busca? ¿Podría preguntar -sin demasiado interés- qué es lo que anhela?
- Odio, rencor, venganza. Y también algo inamovible y malvado. Si raspa mejor.
De su pose podría decirse que estaba hecho de humo, de una densidad poco aceptable, pero fluctuante. Y por un instante le creyó. Eso siempre se le había dado bien, identificarse con extraños poco densos. En el resto de cosas el tema cambiaba. Siempre chocaba con la dureza de los objetos materiales. Era estresante y un buen motivo para seguir andando.
- ¿Y ha obtenido resultados por ahora? - continuó el caminante.
- Sólo viejos sentimientos que podrían soplar muy fuerte. ¿Qué opina de los sentimientos que soplan?
- Son algo molestos, no soy muy aficionado al viento. Siempre yendo en contra de uno. Lo veo incluso indecente. Pero los tiempos cambian.
- ¿Y alguna vez pensó en andar en dirección contraria?
- Eso ya implica muchos músculos en acción. No soy muy dado a mandar sobre impulsos nerviosos. ¿Se imagina lo que sería decidir en qué sentido gire un camino? Otra de las indecencias del viento. Si es que el viento se mete en esos temas, que no quiero saberlo.
- Una vez conocí a un hombre que se empeñó en bañarse todos los días a la misma hora, a la salida del sol, en un río que danzaba alegre por la parte de atrás de su casa. Ya ve, uno de esos aficionados al agua. Su ritual era meticuloso. El primer día que lo hizo fue algo mágico, y desde entonces todo su esfuerzo estuvo dirigido a recrear aquel momento. Y llegó un punto en que lo consiguió. Lo único que falló fue el río. Ese creador de milagros, ese fenómeno de la realidad, que cada día le saludaba con un nombre nuevo.<<
<< Él exclamaba: "Buenos días río, le veo alegre esta mañana. Mi nombre es Nadador, pues nadar es lo que me llena y me completa."<<
<< El río, sin embargo, unos días contestaba: "Mi nombre es Azul". Otros días, "mi nombre es Corriente", o "mi nombre es Hielo". Esto sacaba de sus casillas a Nadador, siempre tan igual a sí mismo. Un día se volvió fuego, y en su afán de memorizarse cogió clavos e intentó inmovilizar el agua, el fondo, las rocas y las plantas. Al final se quedó parado. Estaba harto de su cambio. Se acabó ahogando al tratar de clavar una piedra rebelde al suelo. Triste suceso. Lo que nos dice que el río también tiene algo de indecente.>>
- Sin duda, es algo de otro mundo. O tal vez tiene demasiado de este mundo. De todas formas nunca soporté en exceso los que tratan de oler el azul. Tiene también un sabor algo pegajoso.
- Sí, desde que el umami es un sabor ya no sé qué pensar de los otros cuatro. ¿Se deben sentir molestos por la intromisión? ¿El dulce es celoso? ¿Al amargo le gusta la soledad? ¿Cree usted que se lo llegaron a comer para comprobar su textura?
- Ustedes hechos con humo son extraños, siempre pensando en comerse a la gente. El glutamato monosódico y lo salado tenían un mundo en medio, ahora ya está lleno. Mejor sigo andando.
- Si no eres capaz de usar todos tus sentidos nunca llegarás a conocer a nadie en profundidad. Bajo mi punto de vista, alguien no es conocido hasta que le has mordido.
Dicho esto el hombre se levantó. En ese punto del viaje las estrellas empezaban a despuntar. La figura poco densa estaba esparciéndose por la habitación, y no quería aspirar ese aroma. De acuerdo que tiraba más al negro que al azul, pero aun así era momento de marchar.
Sería mejor que siguiera andando.
Rumores de humo
- Tío, tío, de lo que me he enterado.
- Cuenta, cuenta, necesito saberlo.
- ¿Sabes lo que me han dicho? Me han contado rumores de sangre, de amor, de odio. Me han dado el poder para crear gigantes o destruir vidas. Con una sola palabra soy capaz de tambalear una civilización entera. Nadie en la Historia ha albergado el destino de tantas almas en sus manos.
- No será para tanto.
- Lo será cuando comparta esta joya contigo. Y entonces verás lo generoso que he sido al hacerte partícipe de este evento. Porque, ¿sabes? Llegan momentos en la vida en la que te sientes tan vacío que necesitas buscar la satisfacción en la vida de los demás. Y nosotros lo hemos conseguido por fin. Hemos encontrado el sol que más calienta. Veo en tus ojos un atisbo de incredulidad, así que empezaré sin más:<<
<< Resulta que era una chica que vivía su vida sin distracciones, con el consentimiento de una realidad que la favorecía en su devenir. Ella admiraba su mundo con una curiosidad digna, con el anhelo y la necesidad creciente de buscar más y más allá, de descubrir lo que permanece oculto a los ojos de la mayoría. Y era buena en ello. Pero esto no era del agrado de los seres amargos que viven en la sombra, en el lado agrio de la existencia. Los seres con piel agrietada, mirada áspera y lengua viperina, que tanto gustan de agitar. Vencidos por una envidia creciente decidieron escupir sus palabras al viento. Te aseguro, mi querido amigo, que nunca has visto palabras iguales. Ligeras, silbantes, frías como una daga sin remordimientos. ¿Me entiendes?>>
- ¿Qué me dices? ¡Qué fuerte!
- Éstas cortaron todo lo que encontraron a su paso, llenando de ponzoña una tierra antes radiante y sencilla. Las historias se fueron complicando, entrelazándose alocadamente. Se volvieron inverosímiles y aunque el sinsentido era evidente la gente no podía parar de tragar esas frases, pues sentían su poder destructor. Como el que come piedras pensando que le harán más duro. <<
<< Acabaron con la chica que tantos sueños albergaba. La dejaron vacía y pequeña, escondida en un rincón lejos del alcance de las acusaciones infundadas. Las carcajadas de los seres horrendos se oían cada vez más altas, y su autoestima empezó a crecer, viendo en este método una forma de olvidarse de sus negras almas. Pero lo que no sabían es que crecían en el sentido equivocado, internándose cada vez más en unas sombras de las que nunca saldrían. Su consuelo era que se llevarían a muchos otros inocentes que no quieren otra cosa que vivir su vida en paz.>>
- ¡Qué fuerte! Sin embargo ya se veía venir, siempre lo sospeché. No me sorprende, siempre fue una chica muy rarita. Pues si te cuento lo que sé yo no te lo creerás. Todo empieza como acaba, y el que a hierro mata a hierro muere. Y resulta que la rueda no deja de girar...
- Cuenta, cuenta, necesito saberlo.
- ¿Sabes lo que me han dicho? Me han contado rumores de sangre, de amor, de odio. Me han dado el poder para crear gigantes o destruir vidas. Con una sola palabra soy capaz de tambalear una civilización entera. Nadie en la Historia ha albergado el destino de tantas almas en sus manos.
- No será para tanto.
- Lo será cuando comparta esta joya contigo. Y entonces verás lo generoso que he sido al hacerte partícipe de este evento. Porque, ¿sabes? Llegan momentos en la vida en la que te sientes tan vacío que necesitas buscar la satisfacción en la vida de los demás. Y nosotros lo hemos conseguido por fin. Hemos encontrado el sol que más calienta. Veo en tus ojos un atisbo de incredulidad, así que empezaré sin más:<<
<< Resulta que era una chica que vivía su vida sin distracciones, con el consentimiento de una realidad que la favorecía en su devenir. Ella admiraba su mundo con una curiosidad digna, con el anhelo y la necesidad creciente de buscar más y más allá, de descubrir lo que permanece oculto a los ojos de la mayoría. Y era buena en ello. Pero esto no era del agrado de los seres amargos que viven en la sombra, en el lado agrio de la existencia. Los seres con piel agrietada, mirada áspera y lengua viperina, que tanto gustan de agitar. Vencidos por una envidia creciente decidieron escupir sus palabras al viento. Te aseguro, mi querido amigo, que nunca has visto palabras iguales. Ligeras, silbantes, frías como una daga sin remordimientos. ¿Me entiendes?>>
- ¿Qué me dices? ¡Qué fuerte!
- Éstas cortaron todo lo que encontraron a su paso, llenando de ponzoña una tierra antes radiante y sencilla. Las historias se fueron complicando, entrelazándose alocadamente. Se volvieron inverosímiles y aunque el sinsentido era evidente la gente no podía parar de tragar esas frases, pues sentían su poder destructor. Como el que come piedras pensando que le harán más duro. <<
<< Acabaron con la chica que tantos sueños albergaba. La dejaron vacía y pequeña, escondida en un rincón lejos del alcance de las acusaciones infundadas. Las carcajadas de los seres horrendos se oían cada vez más altas, y su autoestima empezó a crecer, viendo en este método una forma de olvidarse de sus negras almas. Pero lo que no sabían es que crecían en el sentido equivocado, internándose cada vez más en unas sombras de las que nunca saldrían. Su consuelo era que se llevarían a muchos otros inocentes que no quieren otra cosa que vivir su vida en paz.>>
- ¡Qué fuerte! Sin embargo ya se veía venir, siempre lo sospeché. No me sorprende, siempre fue una chica muy rarita. Pues si te cuento lo que sé yo no te lo creerás. Todo empieza como acaba, y el que a hierro mata a hierro muere. Y resulta que la rueda no deja de girar...
viernes, 29 de agosto de 2008
Un nuevo comienzo
Una vida que evoluciona, todo cambia, nada permanece. Siempre con los pensamientos moviéndose como burbujas en una fiesta de gaseosa. Y tú mientras tratándote de aferrar a la cola de una serpiente histérica, intentando vivir el presente tan inténsamente como te permitan las hormonas.
Pensamientos que una vez fueron, pero ya, y ya no tiene sentido que estén grabados en piedra virtual. Llega un momento en el que deseas interiorizar algunas cosas, mientras que permites que otras vuelen.
Ese momento llegó, mas para que afecte a todos los rincones necesita tiempo. Es una ola que va extendiendo su radio de acción hasta que se disipe en las tinieblas y deje paso a la luz que tan calentito me mantiene.
Hasta aquí también alcanzó su frío y silbante brazo. Un blog nuevo renace de las cenizas del anterior. Más nuevo, distinto, y ¿quién sabe?
Dejemos que el tiempo haga su magia, esperemos a ver que pasa. ¿Te apetece esperar? ¿Dispuesto a escuchar lo que tengo que decir?
Puede que haya sido precipitado, impulsivo, incluso algunos cuestionarán mi decisión, pero allá ellos. Hay cosas con las que no vale la pena comerse la cabeza. Ya hay suficientes problemas en el mundo.
Sin embargo, sería una pena perder aquellos escritos que más me gustan. Muchos los habéis leído ya, pero también merecen su hueco aquí. Los iré publicando cuando me apetezca, cuando no tenga otra cosa que escribir o cuando ellos quieran. Yo qué sé, quién soy yo para decidirlo.
Bienvenidos a la era de Acuario.
Pensamientos que una vez fueron, pero ya, y ya no tiene sentido que estén grabados en piedra virtual. Llega un momento en el que deseas interiorizar algunas cosas, mientras que permites que otras vuelen.
Ese momento llegó, mas para que afecte a todos los rincones necesita tiempo. Es una ola que va extendiendo su radio de acción hasta que se disipe en las tinieblas y deje paso a la luz que tan calentito me mantiene.
Hasta aquí también alcanzó su frío y silbante brazo. Un blog nuevo renace de las cenizas del anterior. Más nuevo, distinto, y ¿quién sabe?
Dejemos que el tiempo haga su magia, esperemos a ver que pasa. ¿Te apetece esperar? ¿Dispuesto a escuchar lo que tengo que decir?
Puede que haya sido precipitado, impulsivo, incluso algunos cuestionarán mi decisión, pero allá ellos. Hay cosas con las que no vale la pena comerse la cabeza. Ya hay suficientes problemas en el mundo.
Sin embargo, sería una pena perder aquellos escritos que más me gustan. Muchos los habéis leído ya, pero también merecen su hueco aquí. Los iré publicando cuando me apetezca, cuando no tenga otra cosa que escribir o cuando ellos quieran. Yo qué sé, quién soy yo para decidirlo.
Bienvenidos a la era de Acuario.
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